Generaciones de cadenas de bloques
Aspectos clave |
— Al igual que Internet, la cadena de bloques ha experimentado una evolución en la que cada capítulo ha consistido en la superación de una limitación. — Las cadenas de bloques de primera generación permitían realizar transferencias de valor directas. — Las cadenas de bloques de segunda generación se crearon sobre la base de esa infraestructura e incorporaron “condiciones” para activar las transacciones. Esto dio lugar a los ecosistemas DeFi, dApp y NFT que conocemos hoy en día. — Las cadenas de bloques de tercera generación se centran en superar las tres grandes limitaciones de las cadenas de bloques actuales: capacidad de aumento de escala, interoperabilidad y gobernanza. — Este artículo te permitirá hacerte una idea general de las generaciones de cadenas de bloques que ha habido y sus capacidades. Comencemos. |
Nos alegramos de verte.
En el último artículo hablamos de los orígenes de la cadena de bloques y de por qué es tan importante. Fue el comienzo del ecosistema de la cadena de bloques y del mundo de las criptodivisas. Sin embargo, la cadena de bloques ha evolucionado para abrir la puerta a nuevas posibilidades, nuevas formas de cripto y nuevos tipos de interacciones.
En este artículo, desglosaremos los diferentes capítulos de la cadena de bloques. Veremos lo que cada capítulo le brinda al espacio y hacia dónde nos dirigimos.
Cadena de bloques de primera generación
Bitcoin
Como hemos comentado en la última lección, la cadena de bloques de primera generación, Bitcoin, se creó para proporcionar una alternativa radical al sistema monetario. El principal logro de la cadena de bloques de Bitcoin era que permitía enviar y recibir valor.
Los bancos perdieron dominio y poder sobre las personas porque Bitcoin nos empodera con tecnología y nos permite realizar transacciones peer-to-peer.
Aquí es donde Bitcoin y la cadena de bloques van de la mano. Con Bitcoin, Bruno puede enviar dinero digital a Alicia, y la transacción es segura a pesar de no haber ningún intermediario. Ambos pueden mantener su privacidad porque la transacción es anónima.
Pero había una cosa que la red Bitcoin no podía hacer: aplicar condiciones a las transacciones. Entonces llegó la segunda generación de cadenas de bloques para revolucionar el espacio.
Cadena de bloques de segunda generación
Aunque Bitcoin constituye una gran idea y fue la primera cadena de bloques en tener éxito, su diseño solo permite enviar y recibir valor. ¿Y si queremos aplicar términos y condiciones a nuestras transacciones? Algo así como: “Solo pagaré a Bruno sus criptodivisas cuando me entregue el producto”. Bitcoin simplemente no puede dar respuesta a eso.
Ahí es donde entra Ethereum.
Ethereum
La cadena de bloques de Ethereum se lanzó en 2015 y marcó el inicio de una nueva era para las cripto. A pesar de haberse lanzado siete años después de Bitcoin, Ethereum se convirtió rápidamente en la segunda mayor cadena de bloques en términos de capitalización de mercado. Esto demuestra lo mucho que el mundo necesitaba lo que ofrecía Ethereum.
La cadena de bloques de Ethereum no se limitaba a posibilitar las transferencias de valor. Se diseñó como una capa de aplicaciones, a partir de la cual los desarrolladores podían crear sus propias aplicaciones y plataformas descentralizadas con casos de uso concretos. Es nada menos que una PC mundial.
Aparición de los contratos inteligentes
Ethereum ha aportado algo bastante notable: los contratos inteligentes. Un contrato inteligente es un acuerdo autoejecutable celebrado entre dos partes que contiene condiciones del tipo “si ocurre X, entonces Y”. Por ejemplo, “si Alicia presta a Bruno 10 ETH, él le devolverá el dinero en cuotas mensuales con un 10 % de interés”. Las transacciones solo se realizan si se cumplen las condiciones definidas.
Las dos partes implicadas en un contrato inteligente redactan las condiciones acordadas. Y una vez que se cumplen, el contrato se ejecuta automáticamente. Esto dio pie a toda una nueva generación de tokens y plataformas, como las DeFi, las dApps, los NFTs y las monedas estables. Retomaremos estos conceptos en los próximos artículos.
Por ahora, el punto clave es que, más allá de realizar simples transacciones, Ethereum permite a los usuarios desarrollar relaciones continuadas y con diversos matices con los demás. Para ello, integra las “condiciones” en las interacciones entre los usuarios.
Cadena de bloques de tercera generación: el momento actual
La cadena de bloques de segunda generación parecía perfecta. Sin embargo, necesitamos algo que tenga más posibilidades de aumentar de escala y sea más eficiente.
Hoy en día, el ecosistema de la cadena de bloques se está expandiendo con un número cada vez mayor de usuarios en todo el mundo. La siguiente gran pregunta es cómo podemos mejorar las cosas. Necesitamos una manera fiable de acceder a todos los servicios disponibles, independientemente de la cadena de bloques o cripto específica que utilicemos. En otras palabras, necesitamos “capacidad de aumento de escala” e “interoperabilidad”.
La adopción masiva exige capacidad de aumento de escala
A medida que aumenta la cantidad de personas que se suman a utilizar las soluciones de cadena de bloques, las redes tienen que crecer para abarcar el creciente tráfico. Inicialmente, la cadena de bloques no estaba diseñada para soportar tanto uso y tráfico. A medida que se han incorporado más personas, a las cadenas de bloques de segunda generación le ha resultado difícil seguir siendo eficientes y asequibles.
Las altísimas tarifas de gas y el lento procesamiento de las transacciones han empezado a debilitar la red de Ethereum. Son las principales barreras para la adopción masiva y el desarrollo de la cadena de bloques. Así pues, la capacidad de aumento de escala es un enorme motor de innovación dentro de la actual generación de cadenas de bloques.
Podemos observar cómo este desafío está dando forma a todo el ecosistema de la cadena de bloques. La mayoría de las nuevas cadenas de bloques funcionan con el mecanismo de consenso de “prueba de participación” (PoS), en lugar del modelo de “prueba de trabajo” (PoW), que es ineficiente y consume mucha energía.
La principal diferencia entre estos dos modelos es que la prueba de participación no selecciona mineros mediante un proceso de alto consumo energético (como la prueba de trabajo). En su lugar, los participantes o los validadores del sistema de PoS ponen en participación una determinada cantidad de cripto. Y la red asigna la capacidad para participar en el proceso de verificación de las transacciones según la cantidad de cripto que un validador haya puesto en participación en el sistema. Profundizaremos más en esto en otro artículo.
La libertad requiere interoperabilidad
Con la expansión del espacio de la cadena de bloques surge otro problema: la interoperabilidad. En otras palabras, la capacidad de comunicación entre diferentes cadenas de bloques. Pero ¿qué importancia tiene esto?
A medida que crece el ecosistema de la cadena de bloques y las cripto, se origina un amplio abanico de nuevos conceptos, como las DeFi, las dApps, las GameFi y el metaverso. Hay cientos de plataformas y aplicaciones diferentes que operan en distintas cadenas de bloques. Cada cadena de bloques tiene sus propias reglas, protocolos y activos digitales nativos, que no son necesariamente compatibles entre sí.
¿Qué pasa si un usuario posee un avatar en un metaverso y quiere utilizarlo en otra plataforma creada en una red de cadena de bloques diferente?
Si no puede trasladar su valor de un sistema a otro porque estos son incompatibles, se encontrará encerrado en un ecosistema. Esto no representa la verdadera libertad a la que aspiramos. Por lo tanto, la interoperabilidad no es un mero tecnicismo trivial que pueda ignorarse sin más. Se trata de buscar un modo de comunicación entre diferentes cadenas de bloques que esté directamente relacionado con nuestra soberanía digital.
Es necesaria una gobernanza descentralizada
Por último, la forma de gobernar las cadenas de bloques es una consideración clave para su evolución. Actualmente, muchas cadenas de bloques (como Bitcoin y Ethereum) se gobiernan “off-chain”. En otras palabras, unos pocos deciden cómo debe gestionarse la red y luego implementan cambios en la cadena de bloques mediante laboriosos procesos.
Pero algunos modelos de cadena de bloques recientes emplean un estilo de gestión diferente. Utilizan tokens programados con derechos de voto. De este modo, todos los propietarios de tokens participan activamente en la gestión y el futuro de la red. Ethereum 2.0, Cardano y Polkadot son buenos ejemplos de este modelo de gobernanza en acción. En todas estas redes, el token nativo está programado con derechos de voto, con lo que distribuye el poder sobre la red entre todos los usuarios.
De este modo, la cadena de bloques no solo es una fuerza descentralizadora en lo que respecta a la forma de realizar transacciones. Con la ayuda de este nuevo modelo de gobernanza, la cadena de bloques puede convertirse en un organismo con un funcionamiento totalmente descentralizado. Algo que la mayoría de las redes luchan por conseguir.
En general, la cadena de bloques se enfrenta a un montón de retos nuevos de cara al futuro. Si la cadena de bloques nos ha enseñado algo, es que absolutamente todo puede mejorar y mejorará con el tiempo. De hecho, ya se han desarrollado multitud de innovaciones en el espacio. La mayoría tienen como objetivo ampliar la utilidad de los activos cripto para poder utilizarlos en diferentes ecosistemas.
Esperamos que a estas alturas ya te hayas hecho una idea clara de las diferentes generaciones de cadenas de bloques que ha habido y sus capacidades. Ya no eres principiante y solo te ha llevado unos minutos.
Pasemos al tema que probablemente has estado esperando: criptodivisas, tipos, casos de uso y cómo tenerlas en propiedad en el siguiente artículo.